A las hermanas y hermanos argentinos, compañeros de sueños y utopías



A las hermanas y hermanos argentinos, compañeros de sueños y utopías

A propósito de los resultados electorales del día de ayer en Argentina, quiero expresar mi sentir, más que como Presidenta del Parlamento ecuatoriano, como militante política de una causa de transformación que convoca a millones de seres humanos en todo nuestro continente. 

 

Como latinoamericana, quiero expresar mi cariño y mi admiración para las compañeras y compañeros del Frente para la Victoria; decirles que en toda América Latina nos entusiasma su entrega, nos conmueve su pasión y reconocemos en ustedes el haber sido parte de los pioneros de la transformación social y política que ha marcado los rumbos y señalado los horizontes por los que hemos caminado estos años en todo el continente y aún más allá de él. Rumbos y horizontes de democracia, de Patria Grande justa, libre y soberana, que esperamos sigan guiándonos por mucho tiempo, más allá de las circunstancias.

 

Tenemos poderosas razones para seguir luchando, así sea desde los gobiernos o desde las calles. Porque las conquistas sociales y políticas de estos años, tanto a nivel de nuestras naciones como de la región, son conquistas colectivas que no les pertenecen a fuerzas políticas determinadas, sino al conjunto de nuestras sociedades.

 

Nos costó mucho esfuerzo levantarnos y desandar el camino de la balcanización de Nuestra América. Con aciertos y defectos, enfrentando el círculo rojo de los grandes intereses económicos y financieros y a sus conglomerados mediáticos, con deudas sociales aún no saldadas y con muchas batallas pendientes por afrontar, nuestros proyectos han caminado de la mano de sus pueblos y nos hemos reconocido entre compañeros, como hermanos unidos por una causa común en la construcción de una nueva historia. 

 

Recogimos juntos las banderas de la justicia social y la unidad latinoamericana. La decisión con la que Néstor Kirchner se puso al frente de la reconstrucción argentina tras el desastre neoliberal y la audacia con la que el frente político que se articuló alrededor de su liderazgo impulsó causas democráticas y populares emblemáticas, nos ha dado aliento e inspiración en nuestra lucha todos los días. Y cómo olvidar el papel decisivo de la solidaridad argentina y latinoamericana con la democracia ecuatoriana en aquel 30 de septiembre de 2010. 

 

Los ideales de Néstor, Cristina, Lula, Chávez, Evo, Mujica y Correa son y seguirán siendo fuente de esperanza de un continente cuyos protagonistas se cuentan por millones, hombres y mujeres que no estamos dispuestos a entregarnos a ninguna idea fatalista de “fin de ciclo”, sino que, por el contrario, estamos decididos a seguir impulsando la transformación de nuestros países hacia la equidad y la justicia social. 

 

Cada vez que he visitado Argentina, en los encuentros con esa militancia de jóvenes resueltos a ser los protagonistas de su historia, cada vez que tuve el privilegio de conversar con esas Abuelas y Madres de la Plaza de Mayo que no claudicaron jamás y se convirtieron en referentes gigantes de valentía y humanismo para la región y el mundo, en cada encuentro, en cada charla, pude comprobar ese espíritu aguerrido, esa historia viva que recorre las palabras y los actos de verdaderas compañeras y compañeros. 

 

Por eso quiero hoy, en honor de esa hermandad que nos une, ratificar nuestra pertenencia a un proyecto común, más allá de los resultados electorales que, desde luego, respetamos. 

 

Ahora más que nunca, amigas y amigos de toda la región, es tiempo de renovar esfuerzos, de recrear las utopías que compartimos y seguir apostando por la liberación de nuestros pueblos. Los tiempos así nos lo demandan. Vamos a defender, desde el Río Bravo hasta la Patagonia, las conquistas alcanzadas y a seguir construyendo la Patria Grande de nuestros sueños.

 

Un abrazo de todo corazón.