NOS UNE LA UTOPÍA DE CONSTRUIR UN MUNDO MÁS JUSTO



En este mes de diciembre, damos la bienvenida a todas y todos los compañeros antiimperialistas del mundo a Ecuador, sede el XVIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Desde esta mitad del mundo, estamos demostrando que otra realidad es posible y estamos diciéndole a la humanidad que sí hay alternativas al neoliberalismo. En esta sede del encuentro de las juventudes antiimperialistas del planeta, estamos proyectando un modelo de desarrollo basado en una cosmovisión distinta, que rechaza las relaciones de dominación, la primacía del capital sobre los seres humanos y que va caminando poco a poco, paso a paso, hacia el socialismo del Buen Vivir, del Sumak Kawsay. Pese a todos los intentos por querer ejercer un dominio absoluto, los imperios no han podido nunca derrotar por completo a los pueblos, no les han arrebatado su esperanza ni su entereza, ni sus ganas de vivir una vida digna. Tampoco nos han arrebatado nuestra historia y nuestra memoria y sabemos que las nuevas generaciones somos producto de la resistencia histórica y mundial de nuestros antepasados. Sin ellos no tendríamos ejemplos, ni referentes para seguir adelante.

Sin tantas y tantos hombres y mujeres que se han entregado a causas justas y han dado sus vidas hasta la muerte, ninguno de nosotros estaríamos aquí. Estos últimos años hemos perdido a seres invaluables, entre ellos Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Nelson Mandela, que se han ido pero nos han dejado su legado.

Este mes celebramos que podemos estar juntos, para decirle al capitalismo y a sus representantes que por más que se afanen en detenernos, nuestra fuerza resurgirá como lo ha hecho los últimos años en América Latina, hoy ejemplo de soberanía y reserva global de la esperanza.

Cueste lo que cueste nos aferraremos a nuestros sueños y a nuestras utopías, por más locas que parezcan ante los ojos de los centros de poder globales.

Necesitamos avanzar en esta lucha por la paz y en contra del imperialismo.  En aquellos países en los que la izquierda ha triunfado, tenemos que profundizar nuestros procesos, radicalizarlos, construir el poder popular necesario para afrontar los nuevos retos por venir y para seguir generando alternativas sistémicas.

En aquellos países que todavía no cuentan con gobiernos populares y democráticos, donde todavía -como lo hemos visto en países amigos de la región y del mundo-, triunfan los golpes de Estado, los fraudes electorales, las intervenciones extranjeras, la guerra y las políticas del terror y del miedo, necesitamos seguir resistiendo pese a todo y contra todo, y estar seguros de que todas y cada una de las luchas, por más pequeñas que parezcan tendrán, tarde o temprano, resultados favorables. Lo que se siembra con dolor se cosechará con alegría.

Necesitamos mayor unidad de las luchas alrededor del planeta, tenemos que rescatar el internacionalismo como condición necesaria para el logro y profundización de los cambios. Y somos las nuevas generaciones quienes estamos en condiciones de llevar a cabo las transformaciones necesarias.

En América Latina estamos demostrando que las y los jóvenes somos capaces de impulsar las revoluciones políticas, sociales y culturales de este siglo, y que lo seguiremos haciendo desde abajo y a la izquierda, mandando obedeciendo y haciendo posible lo imposible, es decir, llevando la imaginación al poder.

En Ecuador, las nuevas generaciones estamos asumiendo el reto, desde distintos espacios de responsabilidad dentro del Estado, uno de ellos, la Asamblea Nacional, en donde día a día, con un esfuerzo interminable, trabajamos por transformar radicalmente una institución que tradicionalmente sirvió a los intereses oligárquicos de los grupos de poder de nuestro país y de la región.

Esta transformación implica cambiar los modos de hacer política al interior del poder legislativo, pero también en el territorio; crear una Asamblea popular, renovada, en donde la participación de las y los ciudadanos sea fundamental para cumplir con nuestra misión y objetivos institucionales e históricos.

En esta tarea es en la que nos encontramos y desde esta base parte la publicación de Revolución aquí y ahora. La juventud ecuatoriana en la Asamblea Nacional, texto que sostienen en sus manos y que contiene reflexiones de compañeras y compañeros asambleístas jóvenes, que desde sus distintas experiencias reflexionan sobre el proceso de la Revolución Ciudadana, su papel como representantes populares y su perspectiva de distintos temas, con la intención de ser una herramienta de conocimiento sobre los últimos años de gobierno desde una perspectiva generacional.

Tanto a ustedes, amigas y amigos del mundo, como a nosotros, nos une la utopía de construir un mundo más justo, solidario y fraterno, y es algo que ningún imperio, ningún sistema nos puede arrebatar. Caminemos juntos en estos años que nos restan, que nos esperan muchas victorias por delante.