¡Unidad en la diversidad, unidad para vencer, unidad para revolucionar!



A horas de la Convención Nacional de la Revolución Ciudadana, es importante preguntarnos, ¿qué es lo que hemos aprendido y qué es lo que debemos desaprender?

Quienes por años hemos cumplido el papel de dirigentes, estamos orgullosas y orgullosos y guardamos gratitud profunda con nuestra militancia que ha permanecido firme en los momentos más complicados, presente en las buenas y en las malas, una militancia que en estos años ha resistido los ataques más crudos, que jamás se vanaglorió en las victorias y supo entender las derrotas. En este largo recorrido, muchos abandonaron nuestras filas por la ambición o presos de su propia cobardía y, quienes nos quedamos en esta orilla correcta de la historia, no solo aguantamos la traición, sino también una infame persecución política, mediática y judicial; sin embargo, y a pesar de todo lo que hemos tenido que sortear seguimos siendo la fuerza política más importante del país y es lo que debe motivarnos para seguir adelante siempre pensando cómo desde la organización, serle útil a nuestro pueblo.

Es vital hacer memoria de nuestro recorrido, hacer memoria de nuestras luchas y reivindicaciones, hacer memoria de los errores cometidos. Menciono esto, porque un proceso organizativo como la Revolución Ciudadana necesita tejerse de coherencia hacia dentro, no podemos ser amnésicos y desmemoriados, para estar aquí debimos batallar mucho, caminar hacia delante sin odio, con alegría y firmeza,  pero sin olvidar los duros momentos atravesados, sin olvidar que hace cuatro años perdimos Alianza PAIS, nuestra organización política arrebatada por el régimen de Moreno, no podemos olvidar que el Consejo Electoral manejado por las mismas personas que destrozaron y siguen destrozando  a nuestro país, utilizaron todas las mañas para proscribir a nuestro movimiento y neutralizar a las principales figuras del correísmo, empezando por Rafael Correa judicializado por vergonzosos montajes políticos, o nuestro vicepresidente Jorge Glas, el primer preso político, o los asilados, exiliados y todos quienes hemos vivido junto con nuestras familias episodios nefastos de una política del terror. 

Enfrentamos cuatro años muy complicados y nos mantuvimos como la principal fuerza organizativa del país, cuatro años de marcar línea firme frente a las políticas neoliberales del gobierno, cuatro años de criticidad hacia afuera y hacia adentro. Enfatizo en este punto, la criticidad es un principio necesarísimo en la construcción política, social y partidaria, es lo que nos permite evaluarnos como dirigentes, como militantes, como proyecto político. Criticidad para construir con perspectiva histórica.

Desde afuera he seguido ciertas expresiones vertidas en las redes sociales, sobre valoraciones realizadas a quienes asumieron y asumen un rol importante en este nuevo momento. Todos tenemos el derecho a expresarnos, pero hay que tener cuidado de ahondar en discursos sectarios o sin profundizar el contexto y la realidad actual, eso solo alimenta a las intenciones carroñeras de quienes quieren ver exterminado al proceso político más importante del Ecuador en el siglo XXI.

Nuevo momento ¡Sí! Después de cuatro años, ¡tenemos partido! pues venimos de un proceso de alianza para la elección seccional del 2019 y para la presidencial de abril pasado, y ahora en nuestra Convención Nacional, vamos a la aprobación de documentos re fundacionales de lo que fue Compromiso Social y hoy se convierte en nuestra organización, documentos que brotan de los aportes militantes de la patria toda, junto con la elección de la directiva que toma la posta en la tarea de conducción.

Entonces, es momento de mantener la memoria viva, es momento de ratificarnos en el camino de la Revolución, de ratificarnos como una fuerza política con la capacidad de comprender las nuevas dinámicas sociales y organizativas, dando la necesaria batalla de las ideas y de la organización popular. No solo somos nosotros, son nuestras familias, la sociedad que demanda una organización política que responda a sus expectativas, mucho más con la debacle en la que convirtieron a la Patria. El objetivo es mayor, por lo tanto, nuestro pensamiento y acción deben serlo, eso nos demanda sensatez, madurez, convicción y profunda pasión.

Como una militante más, confío plenamente en la conducción de Rafael y Marcela, junto con Paco, David todas y todos los que asumirán la responsabilidad de la organización, de la formación política e ideológica, de las relaciones y alianzas territoriales; serán las que nos preparen para nuevas y mayores conquistas; sin perder de vista el horizonte Patria y nuestra maravillosa integración latinoamericana en permanente construcción.

Vamos en unidad, coherencia y valentía a la Convención Nacional, vamos a la tierra de Alfaro, a la tierra de la Constitución de Montecristi, al bastión de la Revolución.

¡Viva la Revolución Ciudadana carajo!