Archive for the ‘Destacado’ Category

Ecuador: Segunda vuelta con trascedencia regional

Artículo para Revista Tercera Posición del Partido Justicialista de La Plata, Argentina.

El próximo 11 de abril, Ecuador enfrenta la segunda vuelta de un proceso electoral tras superar todos los obstáculos y arbitrariedades de una sistemática persecución contra quienes hemos liderado el proceso de la Revolución Ciudadana. Las fuerzas del campo popular y progresista reunidas en torno a la candidatura de Andrés Arauz, lograron alzarse con el primer lugar, alcanzando el 32,72% de los votos, seguidas por el tradicional representante de la derecha, Guillermo Lasso, con un 19,74%.

La confrontación de modelos aparece nítida. Por un lado, el joven candidato nacido en la Revolución Ciudadana liderada por Rafael Correa, que fue parte del proceso de transformación democrática más importante vivido por el Ecuador en su historia reciente, desempeñándose entre otras funciones al frente del Ministerio Coordinador de Conocimiento y Talento Humano. Andrés Arauz tiene ahora el desafío de ampliar la base electoral del frente Unión por la Esperanza, cobijando una confluencia progresista con todas las posibilidades de crecer. Por el otro, el tradicional exponente de la derecha neoliberal y emblemático representante de la banca, Guillermo Lasso, que va por su tercer intento presidencial y que ha sido aliado del gobierno saliente.

Una singularidad de estas elecciones está dada por el hecho de que el oficialismo, cumplida su tarea restauradora de los privilegios y de revancha de las élites, urdida bajo el mantra obsesivo de la “descorreización”, que funcionó estos casi cuatro años como consenso explícito del bloque de poder, en sus últimos días reporta los peores indicadores de aprobación que cualquier oficialismo haya tenido en la historia del país y, por lo mismo, fue incapaz de presentar una candidatura propia, apostando todas sus fichas al banquero, que junto a la otra expresión de la derecha, la más tradicional representada por el Partido Social Cristiano, han cogobernado con Moreno.

Al igual que en otras sociedades latinoamericanas, Ecuador vive una polarización política cuyos contornos conviene matizar. Por un lado, como se vio en la primera vuelta, un considerable porcentaje de votos se dirigió a otras opciones, sin encajar estrictamente en el clivaje correísmo/anticorreísmo. Pero también porque hay otra polarización, menos ruidosa y más estratégica para nuestro destino como nación que es la que enfrenta a las grandes mayorías frente a una casta social y política vetusta

Sobre esta base, desde el correísmo tenemos el desafío enorme de tender puentes con otros sectores del campo popular y progresista para ratificar este 11 de abril la victoria del pasado 7 de febrero (primera vuelta) y robustecer el frente político y social de cara a la posesión y cambio de gobierno el 24 de mayo 2021 y, a lo que viene luego, cuando Andrés Arauz y Carlos Rabascall asuman como Presidente y Vicepresidente de un nuevo Gobierno nacional, popular, progresista, ¡y, latinoamericanista!

El balotaje ecuatoriano será también un capítulo decisivo de la batalla regional por la unidad, la integración y la soberanía. Estamos en pleno momento de reversión de la corriente balcanizadora y disgregadora de los esfuerzos y logros integracionistas, en un momento de cambio de tendencia que pone freno a la subordinación a agendas extrarregionales que dictó la política exterior y el Lawfare como mecanismo de aniquilamiento progresista en nuestros países durante el ciclo de la restauración conservadora. Es una inflexión tremendamente auspiciosa que nos conecta con lo mejor de nuestra historia reciente: esa época de oro en la que vivimos el gran impulso regional con el auspicio de los gigantes del bloque: Brasil y Argentina, a través de los liderazgos de Lula da Silva y Néstor Kirchner y, el papel decisivo de un conjunto de Presidentes que compartían la misma convicción latinoamericanista, como Rafael Correa, Evo Morales, Hugo Chávez, Cristina Fernández y Pepe Mujica. Aquella época de excepcional efervescencia y sintonía regional tuvo como corolario estratégico la creación y desarrollo de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y el impulso a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como hitos fundamentales. La pandemia evidencia, con dramatismo y mucho dolor, además de la necesidad de Estados fuertes y presentes en la defensa de la salud como derecho universal y no como privilegio de pocos, la importancia crucial de los mecanismos de integración para hacer frente de manera conjunta a los efectos de la crisis sanitaria y del agravamiento de la crisis económica que le subyace; para, sin ir más lejos, coordinar políticas urgentes de salud pública, como la adquisición y producción de medicamentos y vacunas.

El eje trazado por Andrés Manuel López Obrador y Alberto Fernández, uniendo los extremos de la Patria Grande en una mirada común, señala el rumbo y abre nuevas perspectivas para el conjunto de la región. Tal como ocurrió con Argentina y Bolivia, todo indica que Ecuador va a sumarse pronto a esta segunda ola de gobiernos nacionales y populares, que tiene ante sí la obligación de frenar el deterioro de la vida de nuestros pueblos y volver a levantar un proyecto colectivo que responda a sus necesidades y esté a la altura de sus sueños. Vamos también por una segunda ola de unidad e integración entre nuestros países, que nos devuelva la dignidad y la potencia necesaria para jugar como región un papel protagónico y autónomo en el mundo que viene.

Andrés Arauz, candidato presidencial

¡Que el 11 de abril celebremos una gran victoria para toda la Patria Grande y que Quito vuelva a ser la capital de Sudamérica! Como con sabiduría lo planteó el general Juan Domingo Perón, la alternativa de hierro para nuestros pueblos sigue siendo: “unidos o dominados”.

Nuevos héroes y heroínas de la Patria

El lunes 6 de octubre pasado fue un día cargado de emociones. En la Asamblea Nacional, cumplimos con la obligación moral de reconocer a nuestras hermanas y hermanos que han actuado con heroísmo, anteponiendo la vida de sus semejantes a la suya propia, y regalándonos un testimonio de solidaridad que constituye nuestro mayor riqueza como pueblo.

Culminamos felizmente con un proceso de evaluación y veeduría ciudadana que dio cumplimiento a la Ley de Reconocimiento de Héroes y Heroínas Nacionales, haciendo engrega de los diplomas de reconocimiento a 145 nuevos héroes y heroínas de la Patria.

Ellas y ellos son personajes que admiramos y son una llama encendida que nos da calor, nos cobija y nos ilumina; nos da esperanza y nos impulsa a creer en nosotros mismos. No son seres sobrenaturales, no son seres sobrehumanos, sino profunda y extremadamente humanos, personas que expresan lo más elevado de nuestra condición y que nos impulsan a ser mejores, a ser más solidarios, a dar lo mejor de cada una y de cada uno de nosotros.

Al reconocerlas, al destacarlas, más que premiar a estas personas, a estos seres humanos cuya conducta y cuyo valor estimamos dignos de ser imitados, nos estamos premiando, de alguna manera, a nosotros mismos como comunidad, como sociedad, con un tesoro inestimable que debemos custodiar, sembrar y cultivar.

Al reconocer a estos hombres y mujeres, somos más comunidad y mejor sociedad. Ellas y ellos encarnan valores que nos ayudan a cultivar sentidos de vida, a recrear los lazos que nos unen y a reconocernos más hermanos en la construcción de un destino colectivo de justicia y dignidad.

Allí estaban Yimabel Párraga, la niña de 11 años que salvó a su hermana de morir en un incendio; el  hijo de Froilán Jiménez, Gabriel, de 6 años, en representación de su padre fallecido en la trágica jornada del 30 de septiembre del 2010; y nuestros hermanos arutam, ex combatientes de la Gerra del Cenepa.

Al fin, una ley les reconoce beneficios como una pensión mensual equivalente a dos remuneraciones básicas, vivienda acorde a las necesidades del grupo familiar, así como becas educativas, entre otros.

A sus madres y padres, hijas e hijos, hermanas y hermanos, a ellos y a todos sus seres queridos, a nuestros héroes y heroínas que ya no están con nosotros pero perduran en sus obras, a ellos y a ellas vaya nuestra gratitud y nuestro más sentido reconocimiento.

 

Néstor Kirchner, artífice decisivo…

Quisiera compartir unas líneas con ustedes, a propósito de un acto muy significativo del que tuve el honor de participar. Junto a Ernesto Samper, secretario general de Unasur, y Alicia Kirchner, hermana del expresidente argentino y actual ministra de Desarrollo Social de su país, develamos, el pasado 2 de octubre, el busto de Néstor Kirchner en la plaza Argentina de Quito.

Acompañados por una nutrida concurrencia, junto a representantes del cuerpo diplomático, dirigentes políticos, niñas y niños de escuela y público en general, recordamos su papel en la historia reciente de la Patria Grande y su legado.

Portador de ideales latinoamericanistas desde su juventud, formado políticamente en aquellos años ’70 de efervescencia juvenil en el peronismo, en un nacionalismo popular que unía al sueño bolivariano y sanmartiniano de la Patria Grande el sueño de la justicia social, Néstor Kirchner encontró en el comienzo de este siglo un tiempo histórico en el que resonaban los ecos de antiguas batallas; un tiempo histórico vibrante en el que, al igual que esos años agitados que había vivido de muy joven, se condensaban viejas aspiraciones y demandas populares.

Esos años iniciales, setentistas, de militancia juvenil fueron sepultados dramáticamente con el golpe militar de 1976 que instauró, con la complicidad civil, particularmente de los medios de comunicación dominantes, un terror que fue instrumento de la hegemonía neoliberal. Gran parte de las compañeras y compañeros de Néstor fueron desaparecidos, torturados, perseguidos o tuvieron que marchar al exilio.

Cuando la Argentina fue conducida por sus élites neoliberales al abismo de la peor crisis de su historia, apenas iniciado el nuevo siglo, el establishment político y económico comenzó a barajar nombres de potenciales “administradores” de la crisis y de la salida de la crisis. El desprestigio de la clase política era tan enorme que la tarea no resultaba fácil.

Sus expectativas fracasaron. Las élites no lograron imponer un “gerente” de la crisis y, en su lugar, tuvieron que vérselas ante un político audaz, decidido a enfrentarse a las corporaciones y a los poderes económicos; ante un hombre dispuesto a recuperar el rol de la política y de la acción colectiva en la definición del rumbo de la sociedad.

El hombre que asume la presidencia de ese país diezmado, hambreado, con millones de personas excluídas, es un hombre decidido a reivindidar a la política frente a las corporaciones como la instancia decisiva donde se juegan democráticamente los intereses colectivos de una sociedad. En ese punto de clivaje, se encontraron el hombre y la historia.

Kirchner creía firmemente en la política, en la capacidad de definir nuestros destinos como pueblos y como naciones por medio de la acción política. Como su primer secretario general, le imprimió a Unasur un dinamismo particular.

Las ecuatorianas y ecuatorianos lo recordamos con pro

funda gratitud y cariño por su papel decisivo en el respaldo regional a nuestra democracia con ocasión del 30-S, cuando demostró, una vez más, su condición de arquitecto de la Patria Grande.

Casi un mes después de esa invervención, Néstor moría en su querida Patagonia austral, dejándonos prematuramente. Vaya nuestro reconocimiento a quien, con su determinación característica, activó todo el respaldo de la Unasur a las instituciones democráticas ecuatorianas. ¡Nigún interés por encima del voto popular! ¡Una integración verdaderamente democrática, de los pueblos! Ese es su legado, el legado que tenemos que continuar y cultivar.

Palabras por la develación del retrato de Nela Martínez

Hoy develamos el retrato de Nela Martínez, para envestir con arte el ingreso a este salón plenario en donde se aprueban las leyes que nos permiten construir el Ecuador que el pueblo merece.

Nela fue nuestra primera mujer diputada de la nación y se desempeñó como militante y dirigente del Partido Comunista hasta el final de sus días. Inspirada y comprometida con las ideas de Martí y Alfaro, luchó en la revolución La Gloriosa del 28 de mayo de 1944, de la misma manera que ahora muchas mujeres  luchamos por esta Revolución.

Constructora incansable y latinoamericanista irredenta, Nela Martínez está impregnada en la historia política de la constitución del poder popular en nuestro país y por tanto, también en nuestra memoria y en nuestro diario accionar, especialmente hoy, en donde somos tres mujeres de este proceso quienes dirigimos el poder legislativo del Estado.

Que este acto sirva de homenaje a la lucha de las mujeres de este país y de toda América Latina, que nos han marcado la guía sobre el camino por el que debemos andar, que es el de la búsqueda de la justicia social y la transformación permanente.

Nela fue una clara precursora de ese nuevo hombre y esa nueva mujer que predicó el Che, que contó con una ética revolucionaria impecable y que constituye una estela de luz vigente en el proyecto latinoamericano, un ejemplo de compromiso con la transformación real, concreta y sostenida de nuestro mundo.

La frase que acompaña a la pintura es un fragmento del último discurso público de Nela, enunciado aquí mismo, en la Asamblea Nacional.

«El respeto a la Patria es el respeto a su independencia y soberanía plenas, tengamos el honor de merecerlas», dijo Nela hace ya una década y hoy reafirmamos esas palabras no sólo plasmándolas sino llevándolas todos los días a la práctica.

Reanudamos hoy nuestros trabajos legislativos, hagámoslo con el mismo compromiso que Nela trabajó por el país.

8 de marzo, día internacional de la mujer

Este sábado conmemoraremos el Día Internacional de la Mujer, fecha emblemática en la lucha por los derechos de las trabajadoras a nivel mundial y producto del esfuerzo de miles de mujeres que desde las fábricas, los talleres, las universidades, las organizaciones y las instituciones públicas, han peleado por mayor igualdad, equidad y un desarrollo pleno no solamente del género, sino de la humanidad entera.

Fue a inicios del siglo XX, en 1910 para ser exactos, después de una serie de acontecimientos en los que miles de mujeres de los países industrializados salieron a las calles para exigir mejoras en sus condiciones de vida, que se declara, durante el segundo Encuentro Internacional de Mujeres Trabajadoras celebrado en Dinamarca, el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Es importante recordar la historia de esta fecha, para redescubrir su verdadero carácter. Tenemos que recordar que fueron las mujeres trabajadoras organizadas quienes resolvieron conmemorar esta fecha, no con una visión sectorial solamente, sino integral. Eran mujeres que luchaban por sus derechos, pero luchaban también por el socialismo como un modelo de vida.

La propuesta inicial de que el 8 de marzo fuera declarado día internacional de la mujer trabajadora provino de Clara Zetkin, dirigente del Partido Comunista Alemán y defensora de las ideas socialistas como lo somos muchas de nosotras en este lugar. De hecho, el nombre oficial de la reunión de Dinamarca fue el Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas. Es decir, la historia nos enseña que la nuestra es una lucha por mayores derechos de las mujeres, pero también que se trata, sobre todo, de una lucha por el cambio de las estructuras de poder en su conjunto.

La lucha de las mujeres no es, compañeras y compañeros, una lucha particular y aislada del todo de la sociedad. Si bien se ha invisibilizado el papel de la mujer en las conquistas sociales por mucho tiempo -cosa que ahora estamos corrigiendo en este país-, nosotras siempre estuvimos ahí, caminando codo a codo con todos los sectores.

Sería un grave error no contar con una visión amplia e histórica de lo que defendemos y de lo que ahora tenemos.

La lucha de las mujeres en Ecuador y en América Latina

Estamos viviendo momentos de cambio en toda la región, en donde las mujeres hemos tomado un papel central de las conquistas sociales y donde estamos formando parte de la toma de decisiones. En Brasil, Argentina, Chile, Bolivia y alrededor de todo el continente, las mujeres estamos siendo representadas en los distintos poderes del Estado, avance sin duda significativo para toda Nuestra América.

En este país, las leyes que elaboramos nos benefician cada vez más y las políticas públicas se han ido enriqueciendo para que el sector femenino de la población cuente con más derechos. Los avances son innegables, pero falta camino por andar.

Y en este camino tenemos que recordar nuestra historia, saber de dónde venimos para definir con firmeza hacia dónde vamos. No podemos suponer que somos las primeras ni que seremos las últimas en estos espacios, ni que en nosotras inicia y termina la lucha política en Ecuador y América Latina.

En días como este, en donde conmemoramos la lucha de miles de mujeres, tenemos que traer a nuestra memoria a gigantes de nuestro país, como Manuela Sáenz, Manuela Cañizares, Manuela Espejo, Nela Martínez, Dolores Cacuango o Tránsito Amaguaña, por mencionar sólo algunas, pero sobre todo, debemos recordar a esas miles de mujeres anónimas que día a día trabajan, desde distintos espacios, por construir una Patria justa e igualitaria.

El reconocimiento en la vida cotidiana

Sin embargo, no logramos nada conmemorando el día internacional de la mujer si es que solo lo hacemos este día o este mes, sin duda emblemático. Necesitamos ir más allá, a la praxis cotidiana, y sabernos merecedoras, en todo tiempo, de reconocimiento y valía, porque entregamos día a día nuestro esfuerzo para el logro de una sociedad distinta.

Es en la cotidianidad donde se expresa la revolución, donde se demuestra la conciencia. Es en nuestro modo de ser, de trabajar, de pensar y de imaginar, donde reivindicamos verdaderamente las causas que defendemos en lo público, es ahí donde tenemos que llevar el reconocimiento de la mujer. Esa fue, por ejemplo, una de las grandes lecciones de Nela Martínez

Pero así como es un momento de reconocimiento y de llevar a cabo un ejercicio de memoria histórica, también es un tiempo donde debemos aumentar las exigencias hacia nosotras como parte fundamental de la construcción de los procesos de cambio en la región.

Nuevos tiempos, nuevos retos

Los nuevos tiempos nos exigen mayor entereza para enfrentar los retos que cada día se hacen más grandes y más complejos, pero a la vez, más satisfactorios si es que se logran los objetivos planteados.

A la vez que denunciamos las relaciones de dominación, debemos estar alertas y capacitadas para dar respuestas concretas a las demandas de la población, sobre todo aquellas mujeres que en estos momentos ocupamos cargos de elección popular.

A la vez que hacemos observaciones sobre la realidad nacional, tenemos que estar dispuestas a brindar propuestas y soluciones técnica y políticamente viables para dar solución a lo que falta por hacer.

Tenemos que seguir estando a la altura de lo que este momento histórico nos requiere, cada una desde sus trincheras. Asumiendo la responsabilidad de lo que nos ha sido dado. Debemos de convertir nuestra ocupación diaria en una dedicación entera para cambiar no solamente las formas de vida, sino de pensamiento.

El arte como actividad emancipatoria

Desde la política, la ciencia o el arte, hemos de seguir aportando al cambio definitivo e irreversible que anhelamos. Y es hoy desde esta última esfera, el arte, desde donde las compañeras del colectivo «Desde la Mirada», nos incitan a seguir pensando y actuando para terminar de una vez por todas con aquellas viejas representaciones de la mujer.

Desde la diversidad de las culturas de más de 100 países, la muestra trae aquí, a la Asamblea Nacional, obras que nos permiten hacer una reflexión profunda sobre la sociedad y sobre nosotras mismas.

El arte es el sueño de la sociedad humana, es un lugar donde se re-significan las formas y sus símbolos para transformar a su vez la realidad. De allí su carácter revolucionario y su papel trascendental en los procesos de cambio a lo largo de la historia.

«Libertad», muestra que hoy presentamos, es producto del trabajo en conjunto, y es, sobre todo, una experiencia estética y política que nos convoca a reforzar la lucha cotidiana que tenemos todas y todos con la búsqueda de una nueva sociedad, en donde quede abolida para siempre cualquier forma de exclusión.

Me alegra que podamos dar inicio a la serie de actividades en conmemoración del día internacional de la mujer en este salón; porque una vez más lo estamos re significando. Antes era el espacio donde las oligarquías y los intereses de grupo planeaban cómo seguir dominando al pueblo, hoy es un espacio para la liberación y lo seguirá siendo mientras la Revolución Ciudadana continúe siendo el proyecto de nación de las y los ecuatorianos.

Compañeras y compañeros, pero sobre todo compañeras, sigamos adelante con firmeza, trabajando día con día en esta y mil iniciativas más, que nos permitan llegar como mujeres y sociedad a esa utopía que Gioconda Belli, escritora nicaragüense y convencida, en su novela «El país de las mujeres», llamó «felicismo», es decir, el régimen de la felicidad sobre todas las cosas.

Luchemos por eso, sabiendo que la vida está llena de futuro para nosotras y para nuestros pueblos.

PALABRAS PRONUNCIADAS EN LA POSESIÓN DEL DIRECTORIO DEL COMITÉ DE LA EMPRESA ELÉCTRICA DE QUITO

Antes que nada, quiero agradecer a Marcelo Solórzano, y a todas y todos los compañeros por la invitación a esta posesión del directorio del comité de la Empresa Eléctrica de Quito.

Estamos orgullosas y orgullosos de contar con un directorio de primer nivel, con trabajadoras y trabajadores comprometidos no solamente con su empleo, sino con la construcción de este proyecto político que ha reivindicado –y seguirá reivindicando, que no quepa duda de eso- los derechos de los obreros y de todos los sectores históricamente excluidos por el capitalismo.

Tenemos que recordar cómo era la Patria antes de esta Revolución, ahora que estamos de aniversario. En el momento en el que olvidemos esa terrible realidad estamos en riesgo de acomodarnos, dejar de luchar y perder todo lo ganado.

Recordemos aquellos años de neoliberalismo, de “Estado mínimo”, en donde la clase trabajadora fue maltratada sin ningún tipo de consideración, fue utilizada por los demagogos y fue menospreciada por los gobiernos de turno. Recordemos cuando no había derechos, no había perspectiva de futuro laboral, cuando al parecer todo estaba acabado.

Pero hagamos memoria que también fueron años de lucha, de resistencia, de organización popular; años de caminar por las calles, de derrocar gobiernos, de empujar sin descanso por una transformación radical de nuestra realidad, fueron tiempos en donde se gestó la revolución que vino a derrotar a las políticas impuestas desde el exterior y por las élites nacionales.

Recordemos, compañeras y compañeros, por unos instantes, cómo fueron esos años y reflexionemos sobre dónde estamos hoy, qué nos falta por hacer y hasta dónde podremos llegar. Impensable era en aquél tiempo que las autoridades caminaran codo a codo con el pueblo, con los trabajadores, casi imposible que tuvieran un mismo sentir, que celebraran como hoy lo estamos haciendo en unidad y con esperanza.

Impensable era que se caminase mano a mano construyendo Patria, por el simple hecho de que mientras los trabajadores luchaban por sus derechos, las élites políticas luchaban por sus beneficios. Hoy transitamos todos por un mismo camino: el camino del Buen Vivir, con un mismo objetivo que es la emancipación definitiva de nuestro país.

Solo recordando podemos valorar nuestro proceso, que le ha devuelto la dignidad al pueblo ecuatoriano, que le ha devuelto la esperanza, las ganas de soñar, de construir utopías.

Valorar estos años no significa solamente celebrar sobre lo ganado, sino aprender de los errores, corregir la ruta y profundizar la organización, construir poder popular, mantener el gobierno arriba -con eficiencia, con espíritu de servicio-, y hacer movimiento abajo -con militancia, con entrega y con pasión. Sólo de este modo podremos dar continuidad al proceso: buen gobierno arriba  y movimiento social organizado abajo, que no se nos olvide.

Vienen tiempos de lucha, de disputa, porque los capitales trasnacionales no se van a quedar con las manos cruzadas, van a intentar sabotearnos, debilitarnos, y hay que estar preparados.

Por eso celebramos que haya compañeras y compañeros que han entregado sus años a la causa en la nueva directiva, y celebramos también que la juventud, que viene  empujar para sostener este proceso muchos años más, se esté sumando a la dirigencia de las y los trabajadores. Sólo con esta fuerza no dejaremos de recordar, de valorar y de construir.

NOS UNE LA UTOPÍA DE CONSTRUIR UN MUNDO MÁS JUSTO

En este mes de diciembre, damos la bienvenida a todas y todos los compañeros antiimperialistas del mundo a Ecuador, sede el XVIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Desde esta mitad del mundo, estamos demostrando que otra realidad es posible y estamos diciéndole a la humanidad que sí hay alternativas al neoliberalismo. En esta sede del encuentro de las juventudes antiimperialistas del planeta, estamos proyectando un modelo de desarrollo basado en una cosmovisión distinta, que rechaza las relaciones de dominación, la primacía del capital sobre los seres humanos y que va caminando poco a poco, paso a paso, hacia el socialismo del Buen Vivir, del Sumak Kawsay. Pese a todos los intentos por querer ejercer un dominio absoluto, los imperios no han podido nunca derrotar por completo a los pueblos, no les han arrebatado su esperanza ni su entereza, ni sus ganas de vivir una vida digna. Tampoco nos han arrebatado nuestra historia y nuestra memoria y sabemos que las nuevas generaciones somos producto de la resistencia histórica y mundial de nuestros antepasados. Sin ellos no tendríamos ejemplos, ni referentes para seguir adelante.

Sin tantas y tantos hombres y mujeres que se han entregado a causas justas y han dado sus vidas hasta la muerte, ninguno de nosotros estaríamos aquí. Estos últimos años hemos perdido a seres invaluables, entre ellos Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Nelson Mandela, que se han ido pero nos han dejado su legado.

Este mes celebramos que podemos estar juntos, para decirle al capitalismo y a sus representantes que por más que se afanen en detenernos, nuestra fuerza resurgirá como lo ha hecho los últimos años en América Latina, hoy ejemplo de soberanía y reserva global de la esperanza.

Cueste lo que cueste nos aferraremos a nuestros sueños y a nuestras utopías, por más locas que parezcan ante los ojos de los centros de poder globales.

Necesitamos avanzar en esta lucha por la paz y en contra del imperialismo.  En aquellos países en los que la izquierda ha triunfado, tenemos que profundizar nuestros procesos, radicalizarlos, construir el poder popular necesario para afrontar los nuevos retos por venir y para seguir generando alternativas sistémicas.

En aquellos países que todavía no cuentan con gobiernos populares y democráticos, donde todavía -como lo hemos visto en países amigos de la región y del mundo-, triunfan los golpes de Estado, los fraudes electorales, las intervenciones extranjeras, la guerra y las políticas del terror y del miedo, necesitamos seguir resistiendo pese a todo y contra todo, y estar seguros de que todas y cada una de las luchas, por más pequeñas que parezcan tendrán, tarde o temprano, resultados favorables. Lo que se siembra con dolor se cosechará con alegría.

Necesitamos mayor unidad de las luchas alrededor del planeta, tenemos que rescatar el internacionalismo como condición necesaria para el logro y profundización de los cambios. Y somos las nuevas generaciones quienes estamos en condiciones de llevar a cabo las transformaciones necesarias.

En América Latina estamos demostrando que las y los jóvenes somos capaces de impulsar las revoluciones políticas, sociales y culturales de este siglo, y que lo seguiremos haciendo desde abajo y a la izquierda, mandando obedeciendo y haciendo posible lo imposible, es decir, llevando la imaginación al poder.

En Ecuador, las nuevas generaciones estamos asumiendo el reto, desde distintos espacios de responsabilidad dentro del Estado, uno de ellos, la Asamblea Nacional, en donde día a día, con un esfuerzo interminable, trabajamos por transformar radicalmente una institución que tradicionalmente sirvió a los intereses oligárquicos de los grupos de poder de nuestro país y de la región.

Esta transformación implica cambiar los modos de hacer política al interior del poder legislativo, pero también en el territorio; crear una Asamblea popular, renovada, en donde la participación de las y los ciudadanos sea fundamental para cumplir con nuestra misión y objetivos institucionales e históricos.

En esta tarea es en la que nos encontramos y desde esta base parte la publicación de Revolución aquí y ahora. La juventud ecuatoriana en la Asamblea Nacional, texto que sostienen en sus manos y que contiene reflexiones de compañeras y compañeros asambleístas jóvenes, que desde sus distintas experiencias reflexionan sobre el proceso de la Revolución Ciudadana, su papel como representantes populares y su perspectiva de distintos temas, con la intención de ser una herramienta de conocimiento sobre los últimos años de gobierno desde una perspectiva generacional.

Tanto a ustedes, amigas y amigos del mundo, como a nosotros, nos une la utopía de construir un mundo más justo, solidario y fraterno, y es algo que ningún imperio, ningún sistema nos puede arrebatar. Caminemos juntos en estos años que nos restan, que nos esperan muchas victorias por delante.

ARMAY CHISHI, BAÑO ESPIRITUAL QUE NOS RECUERDA QUE SOMOS SEMILLA.

Cuando era niña me parecía que la música de rondines y flautas bajaba desde el Imbabura revolcándose con el viento frio y aremolinándose en las esquinas de Otavalo bailaban el Inti Raymi (fiesta del sol), día y noche los gusanos de humo llevaban al cielo el olor a mote y chicha cocinada con la que cada casa recibía a los Aya Uma y sus bailadores de pantalón bombacho e inmensas flores de colores, recuerdo sus camisas blancas pañuelos rojos o azules y en su mano un carrizo fresco de donde una bandera blanca también bailaba con fuerza iluminando la noche. Al amanecer era mágico ver entre las chacras amarillas la mujer Kichwa que parecía un ángel vestido de luna con una inmensa sábana blanca, donde acurrucaba las mazorcas de maíz alimento para los wawas y la tierra. Al crecer aprendí que en esta fecha el Sol emprendía un nuevo camino y que era necesario bailar, bañarse y quemar todo aquello que nos represente una carga negativa en los proyectos que estábamos a punto de construir. Desde entonces no he faltado a limpiarme en las aguas de la cascada de Peguche en el momento de la dualidad cada 22 de junio, para que el armay chishi (baño espiritual) que es un espacio personal e intimo se convierta en una celebración comunitaria de esperanza y reencuentro con el yo simple y natural, reconociéndonos inmensamente diminutos, como el maíz que nos da vida y que desde su pequeño cuerpo amarillo nos llena de orgullo e identidad nacional.